viernes, 20 de noviembre de 2015

Yo soy de los que van a ninguna parte!

yo soy de los que van a ninguna parte,
de los que al sentir amor saben que han llegado.
vengo de dónde me leen, no de dónde me nombran.
estoy buscando, lo mismo que tú: la paz, el amor,
la felicidad de estar con los míos,
de ver crecer a mi hija, 
de aprovechar al máximo el tiempo con mis padres.

renuncio, por escrito,
a escalar, a la distancia, a las estrellas.
toda mi fe está puesta en cimentarme
y si pienso en crecer, será siempre hacia abajo,
hasta encontrar la raíz primaria,
el mensaje más claro.

si alguna vez sientes que es a ti a quién me dirijo,
ten la certeza de que así es y no dudes en contradecirme.
estoy contando lo que alcanzo a ver - a sentir -
del universo que habita en nosotros:
no somos tan distintos, sólo a veces estamos lejanos.

que pases por aquí no es casual,
estoy aprendiendo una lección con este encuentro;
no me dejes con el cuaderno en blanco,
no permita Dios que permanezcamos callados.

E. Juárez

martes, 3 de noviembre de 2015

Mar Abierto

Tu cuerpo es mar abierto,
paraíso fascinante
para el bañista ocasional que te contempla,
para el que teme entrar a tus aguas
profundas y templadas,
por el creciente miedo
al placer de perderse en ellas,
de tomar como única salida tus pechos
redondos y salados,
y aferrarse a ellos como tablas salvavidas.

Tu cuerpo es mar abierto,
y yo la playa que rodeas,
no has hecho más que marcarme
delimitar mi espacio,
y llevarte a trazos mi cuerpo, mi paciencia,
con el pretexto de tener un muelle lejos
no quieres jugar con mis arenas
no dejas que a tu espuma
la absorban mis entrañas
ni que yo sea quien detenga
por momentos tu marcha.

Si en cada extremo eres distinta
porque insistes en no quedarte,
a los muelles el amor
llega como los barcos,
a las playas
la pasión como marea...

Los sueños de Daniel

Daniel soñó

que sería un abogado.

Que encontraría al amor,

vestido de verde,

bajo un álamo.

Que se casaría

un día de verano.

Que tendría dos hijas lindas,

una lujosa oficina,

y un par de momentos trágicos.

Un día le gustó la medicina,

y al siguiente se encontró graduado,

conoció a una muchacha

en la fila de un banco,

y un día se encontró casado.

Tuvo dos hijas,

lindas, sí,

pero no tanto,

y miles de momentos trágicos.

Daniel soñó su muerte

causada por un arrebato,

un chispazo de gloria,

morirse haciendo algo;

y un día se encontró en el lecho,

muriéndose de viejo, y de cansado.

Murió Daniel feliz,

salvo por un detalle;

murió pensando que tal vez,

en un parque,

vestida de verde

y bajo un álamo,

estaría una mujer,

esperando...